viernes, 27 de mayo de 2011

CUIDA TU CASA CUIDA TU ENTORNO NATURAL

Que haces tu para cuidar tu entorno natural??
Debemos cuidar el planeta es muy importante para nuestro futuro y nuestras próximas generaciones, Si todo el mundo se preocupa un poco y realiza  pequeñas cosas para proteger el medio ambiente como ahorra energía, no tirar su basura en cualquier sitio, resiclar,ahorrar el agua,reutilizar .. Esto protegerá a nuestro planeta!!!
TODOS HAREMOS PARTE DEL CUIDADO DE NUETRO PLANETA

domingo, 17 de abril de 2011

La cultura campesina, otro patrimonio de Bogotá



 
Archivo fotográfico del agroparque los soches
Granjas
En la localidad de Usme existe un atractivo natural, en donde su comunidad se esfuerza a diario por preservar el beneficio colectivo, defender sus relaciones con la naturaleza y realizar recorridos ecológicos por los caminos de sus montañas. Además, donde existe la clara evidencia del amor por la tierra y por la cultura campesina.
Su nombre, Agroparque Los Soches, proviene de su naturaleza, de su esencia, pues su economía está basada en la agricultura (agro), y en sus inicios, la propuesta planteada fue que se permitiera el turismo allí (parque) y Soches, por el nombre de la vereda donde se encuentra ubicado.
Este autosostenible lugar es un proyecto comunitario que nació por una problemática de expansión urbana (se había declarado a la vereda zona de expansión urbana)  y un cobro por beneficio general (acuerdo 6 de 1990) que obligaba a los campesinos de la vereda a vender sus tierras y desplazarse para la zona urbana.
Después de una lucha muy grande liderada por la Junta de Acción Comunal de ese entonces lograron que el Concejo sesionara en la escuelita de la vereda, donde se encontraba la comunidad de los Soches apoyada por más de 300 campesinos de otras veredas y derogaran ese decreto. Luego, en 1998, con una propuesta del señor Belisario Villalba, quien era el presidente de la Junta de Acción Comunal, empieza a socializar esa idea de crear un "Agroparque". La comunidad consolida la propuesta en 2002, con un convenio entre el entonces DAMA, hoy Secretaria de Ambiente, y Sunahisca, quien fue el ejecutor de este convenio. Además se logró que dentro del POT quedara como "Zona especial de manejo sostenible".
El Agroparque Los Soches limita al norte con la Quebrada la Yomasa y el sitio donde se encuentra la Cervecería Alemana; por el sur, con la Autopista Nueva a la ciudad de Villavicencio (Meta); por el oriente, con la vía antigua a la ciudad de Villavicencio (Meta) y por el occidente con el Cerro El Gavilán. Queda a un kilómetro antes del barrio Tunal para salir a Villavicencio al lado izquierdo.
Su altura oscila entre 2.900 y 3.200 metros sobre el  nivel del mar, tiene una temperatura promedio de 12° C y lo habitan aproximadamente 120 familias, cada una con un  promedio de cuatro personas.
La importancia ecológica que revela esta verde vereda se manifiesta en las más de 100 especies de aves, gran cantidad de anfibios, mamíferos etc. con los que cuenta. Existen varios relictos de bosque y los cerros orientales llegan hasta la vereda. Además, se han sembrado alrededor de 22.000 árboles en el lugar. En general, su fauna y su flora es muy diversa, toda dentro del conjunto de animales y plantas de clima frío.
Su funcionamiento, mantenimiento y sostenimiento se plantea así:
  • Junta de Acción Comunal: maneja todo las necesidades de la comunidad y es quien representa la misma.
  • Corporación integral Eclipse: está conformado por 17 jóvenes  de la vereda y es la encargada de liderar el proceso turístico en la comunidad, además de generar espacios para mantener el Agroparque consolidado. Este grupo está conformado desde que estos jóvenes eran apenas unos niños y se hacían llamar sol y luna por eso cuando se creo la corporación, ésta se llamo eclipse.
  • Asociación aguas cristalinas - acueducto veredal: se encarga del acueducto veredal.
  • Comité de amas de casa: está conformado por varias mujeres de la vereda y se encargan de vender alimentación a los turistas. Además, tiene subgrupos enfocados a productos específicos como lácteos, otro de hortalizas y el de artesanías.
  • Grupo de adulto mayor: lo conforma los abuelos de la vereda y tienen un subsidio por parte del Distrito. Además, la comunidad cuenta con un grupo de danzas para adultos y otro para niños.
La economía principal del lugar está basada en la agricultura de papa, arveja, zanahoria, cilantro, cebolla larga y habas. En la mayoría de las fincas hay huerto casero.
Como otro atractivo y parte del sostenimiento del Agroparque los Soches, se realiza turismo rural, caminatas ecológicas en tres senderos: la Toscana, Chinara y el Manantial.
También ofrece el agroturismo: se cuenta con varias fincas para realizar actividades típicas de las granjas como ordeñar, darle de comer a los animales, etc. y como si fuera poco la variedad de su oferta, allí se puede realizar camping y avistamiento de aves.
La marcada identidad campesina de la vereda invita a su comunidad al festival de la memoria que se realiza cada año, con el fin de reunirse en torno a los valores campesinos y a su historia. También la gastronomía, su gente, la tranquilidad del campo y la diversidad de paisajes que se encuentran allí, hacen del Agroparque un lugar ideal para el turismo.
Todas las visitas a Los Soches son guiadas por los jóvenes de la vereda. Existe un grupo de guías locales que realizan este trabajo con la coordinación de la Corporación Eclipse. Se manejan diferentes temas en el recorrido, por ejemplo la organización, producción y desarrollo que se tiene en el lugar, las actividades que se realizan, sus cultivos , el bosque, las fuentes de agua, etc.
Para participar de las visitas guiadas se pueden comunicar al número de celular: 312 3475069 o al correo electrónico aves.delossoches@gmail.com, de acuerdo con las actividades que deseen realizar, Dependiendo de la actividad a realizar, si es caminata o camping, en general se dispone de todo el día. El valor de la entrada para caminata es de $6.000 por persona; agroturismo el cual maneja actualmente solo grupos de niños y niñas, es de $12.000 cada uno y camping, $6.000 por persona. El valor de los alimentos depende del menú que se escoja.

Lina María Echeverry CabezaRedactora Portal Bogotá

lunes, 4 de abril de 2011

TIERRA DE ALIMENTOS

La, arveja, (Pisum sativum) es la pequeña semilla comestible de la planta que se cultiva para su producción y de algunas variedades de la cual, como la llamada "tirabeque", se pueden consumir las propias vainas por ser muy tiernas.
La planta posee un sistema vegetativo poco desarrollado aunque con una raíz pivotante que tiende a profundizar bastante. Las hojas están formadas por pares de foliolos terminados en zarcillos. Las inflorescencias nacen arracimadas en brácteas foliáceas que se insertan en las axilas de las hojas. Las semillas (guisantes) se encuentran en vainas de entre 5 a 10 cm de largo que contienen entre 4 y 10 unidades.
Como todas las leguminosas, además de ser una buena fuente de proteínas, minerales y fibras es beneficiosa para la tierra, ya que fija el nitrógeno en el suelo debido a ciertas bacterias que proliferan en los nódulos de las raíces y producen nitratos
Aparecieron relativamente poco después del trigo y la cebada, por lo que se supone que ya se cultivaban hacia el 7800 a. C. En el 2000 a. C. su cultivo se había extendido por Europa y hacia el este a la India, aunque hasta el siglo XVI solo se usaba en grano seco o como forraje. A partir de ese momento, empezó a usarse también el grano limpio
Requiere una tierra suelta y ligera. Aunque no es muy exigente respecto a la riqueza orgánica del suelo, es conveniente aportar algún abono complejo, que contenga algo de cal y dolomita. Este cultivo no tolera suelos muy ácidos y se ha de vigilar el pH para tratar de que no sea inferior a 6,5. Necesita una posición soleada y riegos frecuentes.
El tiempo de cosecha desde su siembra hasta su recolección en tierras como las del Agroparque tienen un periodo de 5-6 meses, en los cuales el proceso de desyerbado, tutoriado y colgado se realiza en los primeros 3 meses.

TOMADO DE WIKIPEDIA.

lunes, 7 de febrero de 2011

HISTORIAS DE RUANA Y AZADON.

Agricultores que no quieren ser devorados por la ciudad.!!!

Desde la trocha que baja hacia la carretera pavimentada, más allá de los surcos de papa recién sembrados, Yaneth Guerrero, una campesina de raíces boyacenses, señala los techos de eternit y las paredes de ladrillo desnudo de los barrios que se levantan sobre los barrancos del suroriente de Bogotá.
La ciudad se nos viene encima, dice Yaneth, quien a pesar de la lluvia leve que le empapa un pañolón, camina hasta un potrero cercano a separar un ternero de la ubres de la vaca.
Antes de salir, revisó las jaulas de los conejos, ubicadas detrás de la casa, y les echó una mirada a las gallinas que picoteaban entre los charcos.
Desde la carretera cercana llega el rugido del motor de algún bus urbano que gira en U frente a la entrada de la vereda, donde está ubicado el último paradero de esta parte de la ciudad.
El lugar se llama Agroparque Los Soches y está en el costado izquierdo de la vía que va para Villavicencio, un kilómetro antes del túnel.
Las 436 almas que habitan allí hacen parte de los últimos campesinos que sobreviven a la expansión caótica y desenfrenada en el sur de Bogotá.
Lo han logrado gracias a que mantienen una lucha desde hace 14 años. Esta resistencia tiene como objetivo la conservación de sus formas tradicionales de producción y las costumbres que heredaron de sus bisabuelos y tatarabuelos que llegaron de Nuevo Colón, Boyacá, hace más de cien años.
Belisario Villalba, un campesino delgado y escueto, es el líder de este proceso. Sentado en el centro de un salón estrecho al que llaman el aula ambiental, Villalba cuenta que la lucha comenzó hacia 1993.
En esa época, urbanizadores de Bogotá llegaron a comprar las tierras en las que los campesinos cultivaban haba, papa y arveja. La administración de la ciudad había definido ese sector como zona de futura expansión urbana y los que tenían esa información presagiaban un negocio gordo.
La mayoría de los habitantes de El Uval y de otras veredas cercanas vendieron sus tierras por fanegadas y compraron casas en otros barrios del sur.
En la vereda Los Soches solo vendieron dos personas. Las otras 106 familias se reunieron a analizar lo que se les venía encima y decidieron que lo mejor era mantenerse como campesinos.
La gente decía: Con la plata que nos den por las tierras podemos comprar una casa en un barrio, pero ¿en qué vamos a trabajar?, cuenta Belisario.
Entonces, algunos de ellos guardaron las palas y bajaron al centro de la ciudad. Hablaron con concejales, con Planeación, con el IDU y en 1996 lograron que el Concejo sesionara en su vereda y escuchara las inquietudes de los campesinos y sus peticiones de seguir siendo una zona rural.
Algunos concejales les ofrecieron apoyar la iniciativa, a cambio de que los campesinos presentaran un proyecto de vida que también beneficiara en algo a la ciudad. Así nació el Agroparque Los Soches.
Como ya eran duchos en moverse entre las entidades del Estado, un funcionario del antiguo Dama los ayudó para que fuera a conocer el parque nacional de Iguaque y algunas experiencias campesinas en zonas rurales de Chiquinquirá y Villa de Leyva.
De allá trajeron la idea de construir dos senderos ecológicos: La Toscana y el Manantial. El primero cruza por colchones de musgo, un bosque de niebla y nacimientos de agua. El segundo enseña las fases de la producción agrícola y visita la quebrada Yomasa y la cuchilla del Gavilán.
Cada recorrido demora unas cuatro horas y cuesta cuatro mil pesos por persona. Los guías son campesinos jóvenes que han sido entrenados en primeros auxilios. Todos ellos pertenecen a la Corporación Eclipse y al grupo Futuro Hoy.
Estas organizaciones reúnen a más de 30 niños y jóvenes que realizan eventos culturales y promueven en la comunidad la idea de mantener sus raíces campesinas y de que sus montañas producen agua y oxígeno para sus vecinos urbanos.
Los muchachos son los más propensos a adquirir otros hábitos debido a que estudian en colegios de barrios vecinos. Ya no llevan ruana al colegio porque les da oso, dice Guillermo Villalba, líder juvenil campesino. Su esposa, Mariela, afirma que algunos usan aritos (piercing) pero de todos modos les toca sembrar papa.
Mariela, Yaneth y otras veinte mujeres también se organizaron en un comité.
El Distrito les ayudó para que se capacitaran en la preparación de mermeladas, ensaladas, sancocho de gallina y mondongo para venderles a los caminantes que llegan los fines de semana en grupo de a quince.
Desde el 2005, dicen los campesinos, han arribado unos 5.000 turistas, buena parte de ellos extranjeros.
Belisario Villalba afirma que aunque siguen siendo campesinos, aprovechan las ventajas de estar en la oreja de la gran ciudad. Se levantan a las cinco de la mañana a ordeñas las vacas, como sus abuelos, pero casi todos tienen teléfono celular, televisor y compran en los supermercados de los barrios.
También usan computador e Internet y la mayoría tiene una cacerola que, por lo general, es un automóvil de los años 70 en el que se van de paseo dominical a Usme o a Chipaque.
Yaneth Guerrero dice que por ahora siente que sus hijos están a salvo de que los devore la gran ciudad. Se queda pensativa unos segundos y agrega que la incertidumbre aparece cuando se trepan a la cuchilla del Gavilán. Desde allá se ven, al otro lado y aún distantes, los ranchos de madera de El Uval, una vereda vecina que ya sucumbió ante el avance incontenible de la urbe más grande del país. .
436 son los habitantes de la veredad Los Soches que luchan por conservar sus tierras y tradiciones

Publicación el tiempo.com
Sección Bogotá Autor :JOSÉ NAVIA;EDITOR DE REPORTAJES DE EL TIEMPO